Los muros del odio

Por Fabiola Mancilla Castillo

El pasado 5 de noviembre se definió el destino político de Estados Unidos. Tras varios meses de una reñida contienda electoral donde la candidata demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump hicieron gala de un sinfín de tácticas para lograr la simpatía de las y los votantes en la unión americana. Estás elecciones se vieron marcadas por cambios de último momento y atentados; que mantuvieron a la ciudadanía en un vilo constante. Ejemplo de esto, es que tan solo después de un desangelado primer debate, que sostuvieron Donald Trump y Joe Biden, dejó en evidencia la deteriorada salud física y mental que padece el actual presidente de los Estados Unidos. Como resultado el partido demócrata decidió proponer como candidata a la vicepresidenta Kamala Harris, equilibrando la balanza entre ambos contendientes. Sin embargo, a pesar de lo estratégico movimiento, los cuestionamientos hacia la migración y la seguridad en las fronteras fueron los principales temas que se mantuvieron en la agenda.

Más allá de lo que nos pudiéramos imaginar, las pugnas y diferencias en los discursos no solo se quedó en las grandes cupulas del poder, también permearon en todos los estratos de la sociedad americana. Por irónico que pareciera los discursos de xenofobia lo retomó la misma comunidad migrante indocumentada, pues era recurrente que se hablará sobre el “grave problema de la frontera”, y lo mucho que cambió el país con los recién llegados, es decir las personas que entraron en grupos grandes a EUA en el verano del 2022. Mencionaban que anteriormente la economía y la seguridad era mejor, calificaban como de injusto el nuevo sistema de apertura de fronteras, ya que “los que entran ahora, tienen todo más fácil”. Estas palabras se escuchaba en repetidas ocasiones. Incluso en entrevistas previas a dar resultados electorales de EUA, una simpatizante latina de Trump usó la expresión de que durante el gobierno de Biden “dejaron entrar muchos animales”. Definitivamente con este comentario repudiaba sus orígenes. La situación se convirtió en unos contra otros.

Lo más lamentable es que parte de la comunidad migrante mexicana, ven en Trump “la esperanza para arreglar al país”, pues mencionan factores como que en su gobierno había un mejor economía y que tuvo una mano dura con la migración. Al hacer este análisis perdieron de vista que ellos también son migrantes y peor aún que ellos alguna vez cruzaron esa misma frontera. Con esto solo nos deja claro que la estrategia implementada en el 2022, por el gobernador texano Greg Abbott de enviar camiones llenos de personas solicitantes de asilo a los estados santuarios como Nueva Jersey, Nueva York o Chicago, fue un éxito. Generó división y sobre todo, un gran resentimiento entre las personas. Pues dio la sensación de que “a los recién llegados se les trataba mejor”. En las calles se escuchaba la frase de “Nosotros cruzamos el desierto. Trabajamos duro y nadie nos ha regalado nada, pero para ellos todo muy fácil”. Sumado a esto, los programas especiales que se habilitaron para los recién llegados de regularizar su situación migratoria, empeoró la división y el enojo. Esto solo nos refleja un poco del porque Trump ganó con una importante mayoría en las urnas y porque muchos mexicanos con documentos apostaron por él.

La comunidad mexicana migrante se siente defrauda por los gobiernos demócratas, pues solo han sido utilizados como bandera política, mientras que en los hechos los han olvidado. Por lo que, el fantasma de las deportaciones no asusta más que el permanecer toda una vida en la incertidumbre, sin tener un futuro seguro ni aquí ni allá. Ellos y ellas, los indocumentados, han sido por años el motor de la economía estadounidenses. Sus hijos e hijas nacieron en ese país, para muchos de ellos es la única realidad que conocen. Hay poblaciones indocumentadas que han visto nacer a sus nietos en EUA; otros tantos son grandes empresarios o tienen propiedades y sobre todo han hecho de ese país su hogar. Sin embargo, nunca han podido regularizar su situación. Esta es una gran incongruencia por parte de los pasados gobiernos, que los ha dejado marcados y han hecho su futuro incierto. Las personas que llevan décadas en este país, aún mantienen el recuerdo vivo de que el único presidente que implementó una Amnistía para que ellos pudieran regularizar su situación, fue el republicano Ronald Reagan en los años 80s. Esta es la razón del porque algunos latinos y, sobre todo, mexicanos se pronunciaron en favor de Donald Trump. Pudo esto más que el dolor por los suyos y por sus raíces, ante las constantes agresiones de candidato en sus discursos. Todo esto no lo ven los demócratas, tan solo lamentan la derrota, sin reconocer la deuda histórica con la población migrante.

Lo que sigue es un futuro incierto para todos, pues el próximo presidente de los Estados Unidos Donald Trump nos ha dejado claro que basó su campaña en el odio, la división, la misoginia y sobre todo, no respetando los derechos ganados. Para la comunidad migrante indocumentada viene un importante reto de sobrevivencia. Es por esto, que desde el primer fin de semana que se supo que Trump sería el próximo presidente, se dieron diversas movilizaciones en Nueva York donde se pronunciaban por el derecho de las personas indocumentadas y por los de la comunidad LGBTIQ+. Las y los defensores de la comunidad nos hemos replegado haciendo estrategia con nuestro pares, replanteando nuestro trabajo y sobre todo, diseñando diversos escenarios de ayuda. Sabemos que se aproximan tiempos oscuros, que no solo afectan a los indocumentados, sino a todas y a todos en carne propia. A pesar del miedo, sabemos que no paremos. Pues estamos seguros que esto nos hará replantear nuestra estrategia no solo en EUA sino en México, que por mandato del país vecino también endurecerá sus políticas migratorias y de frontera. En las noticias nos han dejado ver que un gran cantidad de gente en forma de caravana están intentando cruzar México, antes de que Trump tome protesta. Lo que refleja la última pisca de esperanza que tiene la población desplazada por la violencia en el mundo y que mantiene la fantasía de que EUA es la tierra prometida. Estas elecciones nos dejó claro que la discriminación y el rechazo a la otredad ha podido más que cualquier política progresista. Ahora más que nunca es importante generar estrategias y planificar programas de soporte para la comunidad migrante, que nos permitirán estar preparados ante futuros escenarios catastróficos. La unión de nuestra gente será el arma más poderosa que nos permitirá derrumbar los muros, que han sido construido por los discursos de miedo y el odio.


Foto de Nils Huenerfuerst en Unsplash. Imagen ilustrativa.

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